PARA TENER EN CUENTA
En medio de una lucha justa y en donde había como pocas veces un consenso casi total en todo el país, surge en el seno de los trabajadores de Radio Nacional LA VERGÜENZA. Esto es simplemente un llamado a la reflexión.
La lucha y la actitud parte de las bases, no había permiso para ninguna burla a nuestra dignidad. El gobierno nacional había señalado un 16,5 % de aumento salarial promedio para todos los sectores y en S.N.M.P.S.E. pretendió la humorada del 10%. La respuesta fue contundente: NO…AL PARO.
Sorpresa en algunas Radio Nacionales del interior, pero adherían por igual, la mesa de discusión subía temperatura, y al aire en todo el país sólo música y la voz de Mona Moncalvillo que cuál vecina en un contestador familiar decía: “cualquier novedad les informaremos”.
De pronto atraac y fejeproc (sí con minúsculas, más que nunca, no se merecen ni los puntos de las siglas) no adhieren y desde “la cúpula” (en cópula con el poder y sus intereses) llaman a los delegados advirtiendo que arríen a sus afiliados como carneros a trabajar en medio de la justa lucha. Nada demasiado novedoso si hacemos un breve raconto de sus actitudes anteriores.
En cada filial, en Capital Federal, los delegados se rebelaron, se quedaron al lado de sus compañeros, nadie movió un dedo. En Rosario, La campana hizo gong y uno de los delegados de ese gremio, el otrora director menemista de la filial local Omar Sapienza se manifestó: “Muchachos yo vine a trabajar, y si no salgo al aire es porque los operadores no me abren el micrófono”. Todo un idealista, todo un sindicalista, todo un luchador, ni Poncio Pilatos con la ayuda de Mr. Músculo lo hubiera hecho mejor.
Semejante abertura de piernas, es la envidia de Julio Bocca y Maximiliano Guerra juntos. Algunos amigos suyos, empezaban a pellizcarse para ver si era cierto, otros sonreían de costado como diciendo: de qué se sorprenden?; mientras los que quedaban miraban con desesperación el almanaque para explicarse como pudo una máscara caerse tanto tiempo después del carnaval.
Pero a no quedarse acá, que esto simplemente es para pensar que el hombre llegó a ser delegado con el voto de sus compañeros con el compromiso de “defenderlos”. Y de esta clase de gremialistas, cómo nos defendemos? Y de estos gremios? A prestar atención compañeros, que el enemigo puede estar enfrente, pero algún soplón puede estar entre nosotros.
Norberto Germán Aguirre
jueves, 17 de mayo de 2007
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